Descubrí mi vocación artística y mi proceso creativo con apenas 15 años, cuando comprendí la emoción irreversible que me causaba rociar los colores de mis primeros graffitis. Estudié fotografía con Roberto Mata, director de una de las principales escuelas en Caracas. A partir de esta inmersión en el mundo de la imagen, consigo una síntesis gráfica que me satisface y aplico filtros a los perfiles de mis primeros paisajes. La majestuosidad y juego de volúmenes que me ofrece el Ávila (su plasticidad) es toda una lección, una herramienta que me permite desarrollar el lenguaje icónico de mis piezas. Desde el masking, collage fotográfico, spray, lápices y pasteles sobre lienzo, trabajo en la profusa gama cromática de mis composiciones.